Alcalá del Júcar: uno de los pueblos más bonitos de España
Hace poco tiempo el pueblo de Alcalá del Júcar fue declarado el más bonito de España en un concurso televisivo. Causó mi curiosidad tal mérito, porque hay muchos pueblos de belleza singular en todo el territorio ibérico. Las ubicación geográfica de los pueblos hace que cada poblado sea único, paisajes muy diferentes, comidas típicas deliciosas, elaboradas con los mismos ingredientes, pero cada región con su toque muy particular. Pero debo reconocer que este pequeño poblado, ubicado en la Provincia de Albacete es particularmente llamativo, pintoresco, digno de admirar e ideal para fotografiar.
A diferencia de otros pueblos de montaña que es necesario subir para llegar, para ver Alcalá del Júcar se baja la montaña, está en pleno valle con el poblado y el castillo en la parte más alta. Asemeja una montaña rusa, sube y baja en todo el trayecto.
Las casas, en su mayoría están construidas dentro de la montaña, casas-cueva, la fachada está por fuera de la montaña y el interior se construye en la roca. Calles estrechas y empinadas que terminan su recorrido en el Castillo.
El Castillo de Alcalá del Júcar, vestigio de la época almohade del siglo XII-XIII, fue concebido como fortaleza ante el avance cristiano, que finalmente el Rey Alfonso VIII lo recupera definitivamente para la corona. Aún se conservan restos de la muralla primitiva.
Como dato curioso, hay una piedra en exposición con caracoles petrificados. Según la información proporcionada por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional y de Castilla-La Mancha, el tipo de fósil no es propio de la zona, por lo que se deduce podrían ser del Diluvio Universal.
El puente romano que atraviesa el río Júcar data del siglo XIV y XV y es otro de los atractivos de este lugar. Para los amantes de la fotografía el puente es el lugar ideal para toda clase de exposiciones. El lugar es tan relajante con el sonido y transparencia del agua que el tiempo pasa sin sentirlo.
Y como no podía faltar, la hora de la comida. El Restaurant El Mirador queda en lo alto de una de las montañas, con impresionantes vistas a todo el valle. La comida, ¡EXCELENTE! La relación calidad-precio es buenísima, atención magnífica, todo servido en el momento justo, con esmero en la presentación de los platos.
Un dato simpático del restaurant: en el terreno tienen unas pequeñas terrazas en desnivel con olivos, varios tipos de árboles y avestruces para la curiosidad de los clientes.
Uno de los atractivos que tiene este pueblo es la iluminación destacando todo el valle. En épocas pasadas recibió el premio a la iluminación artística quedando en tercer lugar después de la Torre Eiffel y la Gran Mezquita de Estambul. El año pasado se reactivó esta tradición y ese fue uno de los motivos por los que ganó el título de El Pueblo más Bonito de España. Así que la próxima visita será nocturna y estoy segura que quedaré maravillada.
Hasta el próximo Lugar con Encanto!
